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lunes, 26 de octubre de 2015

Cine: "Truman" y los ojos vidriosos

He de decir que el cine emotivo es mi preferido, vamos, que una película consiga que este conteniendo el llanto durante todo el trayecto en metro de vuelta a casa me encanta (si, llamadlo como querais), y no me ocurría desde Melancolía de Lars Von Trier. También he de puntualizar que tengo cierta debilidad por el director Cesc Gay, una de sus películas está en el podio de mis preferidas de cine español. Y cierta debilidad también por Ricardo Darín… que ser tan auténtico.
Teniendo en cuenta estas premisas, voy a escribir sobre Truman, la última película de Cesc Gay que se estrenará el próximo viernes 30 de octubre.
Cesc tiene la peculiaridad de mostrar el lado más amable y racional de las personas en variadas circunstancias, y es que en este caso te dan ganas de saltar a la pantalla y liarte a abrazar a diestro y siniestro. Se trata de la estancia en Madrid de cuatro días de Tomás (Javier Cámara) que reside en Canadá y decide ir a visitar a su amigo Julián (Ricardo Darín), un actor de teatro que vive en el centro de Madrid junto con su perro Truman. La visita es realmente una despedida, Julián padece un cáncer terminal y ha decidido no continuar con el tratamiento de quimioterapia.
Tomás le regala cuatro días de algo más que compañía, en los que no faltan: una visita a las pompas fúnebres para dejar todo preparado, una visita al veterinario para que le asesore sobre psicología canina, una visita a una posible nueva familia para Truman,  una visita a Ámsterdam, donde vive el hijo de Julián, y varias visitas a bares de Madrid  donde se producen cenas y tapeos y tienen lugar pequeños grandes encuentros.
Esos encuentros están protagonizados por grandes, grandísimos actores que no han dudado en darlo todo (o Cesc les ha sacado lo mejor) para interpretar una pequeña escena en esta gran película.
 No puedo dejar de mencionar de entre todos ellos a Eduard Fernandez (otra debilidad mía), Cesc le brinda un personaje tan precioso… se puede definir como “Antiguo buen amigo traicionado, íntegro y fiel”… me impresionó la secuencia por todo lo que evoca de manera tan directa y simple, un “Plaf! Despierta y valora a las buenas personas que tienes cerca antes de que sea tarde” . Además el contraste con un encuentro anterior (también mientras comen los protagonistas) añade peso a la reflexión.
También la breve interpretación del veterano Jose Luis Gomez es de quitarse el sombrero, perfecta y profunda, para quedarse con la boca abierta, como le ocurre a Ricardo Darín al final de la escena.
Aunque el argumento pueda resultar así a priori tristón y lacrimógeno, lo cierto es que es bastante alegre. Los personajes afrontan la muerte con valentía dando todo el valor que merecen la amistad (ante todo), el amor y los pequeños placeres de la vida.
 Y luego está Truman, el perro. Quienes tenemos perro sabemos lo que puede llegar a sentir Julián, pero además de lo evidente, Truman se convierte en un símbolo, es como el corazoncito de Julián, un trocito de él que le va a sobrevivir, y es muy importante decidir a quien entregárselo.
Yo le daría un premio a la película, al director, a los dos protagonistas y a cada uno de los importantes secundarios que aparecen, así tal cual. Y es que hay un detalle en los ojos de estos actores en esta película … ojos vidriosos, ojos húmedos, enrojecidos, ojos que contienen lágrimas a punto de salir que no salen (bueno, excepto en una preciosa escena catártica que quienes hayan visto la peli saben a cual me refiero)… y así es precisamente como tenía yo los ojos cuando veía esas grandes interpretaciones, esas emotivas escenas, así es como me han dejado los ojos hasta hace un ratito… ojos vidriosos. Una vez más,  gracias Cesc Gay.